Cabritilla |
Cuentan que en un pueblo, no muy lejos de aquí, contrataron a un joven pastor para cuidar el rebaño de cabras que allí había. Fue pasando el tiempo y se vio que el cálculo de la hora no era un don que poseyera el zagal, pues un día llegaba anochecido y al otro con sol. Decidieron los vecinos comprarle un reloj e instruirle en su uso. Esto último no lo consiguieron por más que lo intentaron y a lo único que pudieron llegar fue a enseñarle a volver cuando las agujas del reloj ocupasen una posición determinada. Así cada semana le decían "cuando la aguja pequeña esté aquí y la grande aquí debes estar en la majada"
Bien fueron las cosas durante un tiempo, hasta que poco a poco volvió el zagal a las andadas, pero ahora no fue culpa del reloj, sino de una moza que iba a lavar al río y si tarde venía ella, tarde venía él, pero esta es otra historia.
Ocurrió que un caluroso día a finales de verano, mientras las cabras triscaban entre unos alisos junto al río, acertó a pasar por la otra orilla un forastero, del que a primera vista no se sabía si era fraile o mendigo. Se dirigió al joven gritando algo más de lo que era menester, en parte por el ruido del agua, en parte porque el rapaz tenía la cabeza en otro lado. Los ladridos de los perros espabilaron al mozo y cuando los canes callaron, el caminante, después de un breve saludo, le preguntó por el camino que debía seguir para llegar al pueblo. Una vez satisfecha su demanda, cuando iba a reemprender la marcha, vio relumbrar entre la ropa del muchacho la cadena del reloj y le preguntó la hora. El zagal solo acertó a decir, que una aguja estaba en una
El joven pastor, que es por quien se sabe este cuento, aún oyó murmurar al caminante lo tarde que era, mientras se alejaba a grandes zancadas hacia el pueblo.
Esa misma noche, en la taberna, se enteró nuestro hombre de que el forastero era el nuevo maestro y contó allí lo ocurrido a los parroquianos, que como él, cataban un cuartillo de vino. Hubo opiniones para todos los gustos; los más, afirmaban que el maestro no pudo haber sabido la hora. Aunque nuestro zagal era de la opinión contraria, sea por la determinación con que el maestro había dicho que era tarde o por los mucho cuartillos que había trasegado.
Súpose más tarde la verdad y vióse que el zagal llevaba razón.
Ahora dime tú la hora que era.
Te la digo.
ResponderEliminarHe seguido la siguiente deducción:
-Si el maestro tenía prisa por llegar al pueblo, seguramente fuera por llegar antes de que anocheciera y no pudiera ver el camino.
-Si la cadena podía relucir, había luz solar suficiente para ello y no era noche cerrada. No se mencionan farolas cerca ni candiles que llevaran los personajes.
-Para que la aguja pequeña esté justamente en una marca, la grande ha de estar apuntando a las doce.
Si las agujas estaban en marcas seguidas, la aguja pequeña estaría en las once o en la una.
Finalmente considero que la hora era las once en punto de la noche, ya que a la una de la noche no quedaría luz solar para hacer relucir la cadena del reloj.
Guillermo, hay cosas correctas y cosas incorrectas.
ResponderEliminarEn todo caso, modifico ligeramente el enunciado para que quede más claro.
Sustituyo "en una marca" por "en una de las marcas pequeñas"
El problema sigue sin resolver, así que seguid pensando.
Primero se averiguan las distintas posiciones en todo el reloj de la aguja larga señalando justamente una marca, para las cuales debe de coincidir que la aguja corta señale exactamente una marca.
ResponderEliminar-El reloj está dividido en 60 marcas. Cada hora tiene 5 marcas (60 minutos/ 12 horas).
-Para que la aguja corta se mueva de una marca a otra, deben de pasar 1/5 de hora, osea 60mins x 1/5 = 12 minutos.
-De este modo aparecen estos movimientos en el reloj:
--mov. aguja pequeña(marcas)--------- mov.aguja larga(marcas)
-------------------1 ---------------------------------------------------12
-------------------2 ---------------------------------------------------24
-------------------3 ---------------------------------------------------36
-------------------4 ---------------------------------------------------48
-------------------5 ---------------------------------------------------60
Como una aguja debe estar a una marca de la otra, hay que comprobar si la posición de la aguja corta es coherente una marca arriba y abajo de cada una de las posiciones de la aguja larga dadas antes.
Estas son las dos posiciones que coinciden tras haber comprobado todas las posibles( de 10):
a) La larga apuntando a la marca 12, la corta a la marca 11 (2 horas, 12 mins)
nº marcas= nº horas x ( 5 marcas / hora)
11 marcas= 2.2 horas x (5 marcas/ hora)
b) La larga apuntando a la marca 48, la corta a la 49 ( 9 horas, 48 mins)
49 marcas= 9.8 horas x (5 marcas/ hora)
Si antes estaba en lo cierto y el maestro tenía prisa por llegar al pueblo antes de anochecer, la hora sería por la tarde y cercana a la noche, por lo que la respuesta sería las 9 y 48 minutos de la noche, aún con sol en verano.
Bien Guillermo, has hallado las horas, pero has llegado a una conclusión incorrecta.
ResponderEliminarLas posibles horas son, como dices, las 2 y 12 o su simétrica (las 10 menos 12). Pero en este segundo caso, no sería de la noche, sino de la mañana. A finales de verano, a las 10 menos 12 es prácticamente de noche. Por ejemplo el 1 de septiembre el sol se pone a las 20:57 y el día 15 a las 20:33 en León.
Por otro lado, el llegar tarde no depende de la hora del día, sino del tiempo que queda para llegar a una hora determinada. Por ejemplo si salís de casa a las 8:25 de la mañana, probablemente saldréis pensando que llegáis tarde.
Así pues, hay dos horas posibles donde sucede esto y las dos son válidas, sin que podamos decidir cuál es la correcta. Sin embargo el maestro sí pudo saber la hora exacta, pues es sencillo saber si estamos más cerca de las 10 menos 12 de la mañana o de las 2 y 12.